Las personas que han tenido que enfrentar situaciones extremas de sufrimiento como el desplazamiento o la pobreza absoluta, a menudo olvidan su parte espiritual y abandonas su mundo interior, pues su preocupación básica es la supervivencia. Sin embargo, en los procesos de recuperación de las adversidades es importante cultivar la fortaleza interior y la vida espiritual, para encontrarle sentido a la vida y recuperar la fe. Por eso es fundamental proporcionar un acompañamiento adecuado a quienes tratan de reponerse de tales situaciones de dificultad.