La mayoría de los cristianos experimenta con poco ardor la nueva evangelización, tiene un contacto muy deficiente o superficial con Dios y posee una reducida capacidad para amar al prójimo. Pero, ¿de dónde puede venir tal nuevo ardor? Sólo de Dios y de nuestra apertura amorosa a Él.
En este libro sugerimos algunos caminos para experiencias profundas de Dios. Con tales experiencias podremos ser testigos de Dios y de su amor, testimonio que el mundo de hoy necesita con tanta urgencia. No queremos presentar una vía determinada de oración, sino dar algunas luces que, con un poco de esfuerzo, pueden ser integradas en diversos tipos de espiritualidad.