El libro de Jeremías contiene un mensaje predominantemente de esperanza. Se sitúa en un cuadro de gran desastre político y de inmenso sufrimiento humano, que le da al libro su carácter esencial. La esperanza atraviesa todo el mensaje de Jeremías, que vivió bien de cerca toda esa situación. Desde la perspectiva de los lectores, el libro considera ahora los desastres de orden político, religioso y militar como cosa del pasado. Nada podría hacerse para devolver el reloj o prevenir los acontecimientos que dolorosa y trágicamente habían ocupado el corazón del pueblo. Al preservar las memorias de las profecías de Jeremías, el colector desconocido lo hace con la intención de ayudar a hombres y mujeres a superar las tragedias y a responder valerosamente a ellas, mirando con esperanza más allá de ellas.